domingo, 10 de julio de 2011

Ruta 3

Solo bastaron unos pocos siglos, para que este joven... este pobre joven corrompido por sus pasados fantasmas, buscase la fina compasión y el sucio consuelo de sus desdichas en una llama tan luminosa como la del mismísimo fénix y al mismo tiempo, besandole los pies a la locura, se encamina en una ruta que no tiene mas que arboles y pequeñas lagunas. ¿Como puede existir tan fea sensación? ¿Acaso eso es lo que estamos destinados a sentir en vida? -NO...-  
Ya por el kilómetro 32, su cabeza sufrió una leve transformación y este pobre muchacho, que quizás ya era un señor. tomo una ilusa pero sabia decisión. Aparto todo de su camino, todo lo que era la realidad y se dio cuenta que esa no era la persona que el deseaba ser, que esa persona no era la que el podía ser, el sabia de que era capaz y aquello que se encontraba del otro lado del espejo era solo una reconstrucción de todo aquello que en la vida le atormento y como único resultado de la ecuación aparecía una y otra vez, repetidamente, casi acosándole, una composición de lineas que formaban símbolos, estos símbolos significaban letras, estas letras formaban palabras y estas palabras una frase que sabia exactamente donde morder... donde lastimar. "No sos feliz, no naciste para ser feliz... naciste para combatir la infelicidad". Se repetía constantemente, con una melodía que acompañada de el mas precioso arpegio penetraba a través de lo mas profundo, de lugares donde nadie se atrevía a estar y mucho menos transitar.
Cuando se encontraba tranquilo, en paz consigo mismo... apareció. Esta hermosa hada, perfecta para los ojos de cualquier mortal, de una manera lo hechizo y este pobre tonto, en su juego volvió a caer. -Soy feliz, ella me hace feliz, es lo único que me hace feliz- se mentía continuamente y ahogado en su mentira, confió lo poco que tenia a este ser tan curioso que al final de todo le traía dolor, al igual que el hada del kilómetro 22.
Cuando ya se encontraba inquieto, sediento del néctar del conocimiento, nuevamente volvía a la normalidad, a ese mundo tan aburrido en el que solo miraba, el vaso por la mitad.

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